Trabajo infantil
Unos 217,7 millones de niños trabajan en el mundo, y de éstos, 126,3 millones realizan tareas muy peligrosas. No es un fenómeno que sólo está presente en los llamados países del tercer mundo; 2,5 millones de menores realizan tareas de adultos en los países desarrollados.
Casi las tres cuartas partes de estos niños se ven implicados en tráfico de menores, esclavitud, conflictos armados, explotación sexual y trabajo peligroso. Y aunque la OIT indica que, por primera vez, las cifras revelan una disminución global del trabajo infantil en el mundo (alrededor de un 11%), y de manera más significativa en sus peores formas (un 26%), Save the Children afirma que en algunos países el número de niños trabajadores ha crecido de forma alarmante. Sean ciertos unos datos u otros, la realidad es que un número elevado de niños realiza algún tipo de trabajo, lo que sin duda, además de no respetar sus derechos - el de la educación incluido-, perjudica su desarrollo psicológico, físico, afectivo y emocional.
El año pasado se inició en España una campaña de sensibilización contra el trabajo infantil dirigida a los escolares: "una nueva forma de educación y movilización social, dirigida a ayudar a los educadores del mundo a fomentar el conocimiento y comprensión, por parte de los alumnos, del problema del trabajo infantil en el mundo". Utilizando la metodología SCREAM (Apoyar los Derechos de los Niños mediante la Educación, las Artes y los Medios de Comunicación) cuenta con diversas actividades de duración variable, organizadas en módulos, que propician, a la vez, la participación de padres.
Pero no es suficiente. Se impone también un compromiso político, económico y social. Alguien dijo: “con frecuencia el trabajo infantil está rodeado de un muro de silencio, indiferencia y apatía”.
Formemos, informemos y actuemos: ¡qué no seamos nosotros quienes sigamos colocando piedras en ese muro!
Fotografías: A. Boukeke / Fernando Moleres
Pero no es suficiente. Se impone también un compromiso político, económico y social. Alguien dijo: “con frecuencia el trabajo infantil está rodeado de un muro de silencio, indiferencia y apatía”.
Formemos, informemos y actuemos: ¡qué no seamos nosotros quienes sigamos colocando piedras en ese muro!
Fotografías: A. Boukeke / Fernando Moleres
2 Comments:
Mil gracias. Eso si que es dar ánimo.
Aunque quizás tengas razón y sea el único punto en común, debemos trabajar para eliminarlo. Debemos ser capaces de lograr quee nos una la lucha por la libertad y la dignidad humana, empezando por respetar los derechos de los más débiles. Disculpa la tardanza en contestarte. Un saludo
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