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domingo, mayo 21, 2006

Hacia la educación intercultural

España se ha convertido en los últimos años en un país de acogida y se han ido incorporando a nuestras escuelas alumnos provenientes de diversos países. Éste es un fenómeno social que nos ofrece nuevas oportunidades educativas, debido a que esta corriente inmigratoria –con el consiguiente aumento del número de alumnos procedentes de contextos culturales distintos al nuestro- ha hecho que nuestros centros se conviertan, cada vez más, en centros multiculturales y por lo tanto, en espacios privilegiados para trabajar en el respeto a las identidades culturales y el desarrollo integral de las personas.
Los profesionales de los centros educamos para vivir en contextos heterogéneos, para lograr la cohesión social desde el respeto a la pluralidad, no en vano uno de los grandes objetivos de la educación intercultural es: “educar en la convicción de que somos más iguales que diferentes”. Pero para desarrollar una labor eficaz, también debemos tener el convencimiento de que la acción educativa intercultural no sólo debe orientarse al alumnado de procedencia cultural minoritaria, si no que todos tenemos que ser partícipes de las dinámicas orientadas a fomentar el diálogo y la creación de un clima que favorezca el respeto y la convivencia. La educación intercultural debe consistir, al menos, en ser capaces de establecer un marco integrador y de convivencia que, desde el respeto a la diferencia, se encamine a la igualdad.
Esta es sin duda una dimensión educativa compleja, en la que intervienen muchas variables que han generado incertidumbre entre el profesorado, que en ocasiones ha partido de cero y que ha tenido que ir definiendo programas específicos de apoyo al aprendizaje. Hay muchas ideas, opiniones, recomendaciones y reivindicaciones cuando se trata este tema. Pero de eso hablaremos en otro momento.
Fotografía tomada de "El Foro de Educación"