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domingo, mayo 07, 2006

Nuevos hábitos

Si nos detenemos a observar los envases de alimentos que ocupan las estanterías de los puntos de venta (y los de nuestras despensas) veremos, en alguna medida, el reflejo de la realidad social actual y sus nuevas costumbres que nos han llevado, entre otras cosas, a modificar los hábitos de consumo. Ritmos acelerados de vida, la incorporación de la mujer al mundo laboral, el envejecimiento de la población, el menor tiempo del que se dispone para cocinar, la comida fuera del hogar … son entre otros, factores que han llevado a que los consumidores estemos marcando nuevas tendencias en el mercado de la alimentación. Ha aumentado la demanda de alimentos que, conservando sus propiedades naturales, están más procesados y preparados (precocinados), ahorran tiempo y son sencillos de preparar. Se utilizan cada vez con más frecuencia los alimentos de “cuarta gama”: productos vegetales limpios, cortados y envasados listos para su empleo…
El concepto de alimentación también ha variado y se reclaman alimentos que aporten nuevos valores y funciones: calcio, omega 3, soja, fibra…
Se constata una disminución de las porciones de consumo envasadas sustituyendo al tamaño familiar anterior, y un aumento de las raciones individuales, lo que por un lado responde al menor número de componentes de la unidad familiar y por otro, a la desaparición progresiva del modelo familiar tradicional frente a la aparición de otro tipo de unidades familiares, por ejemplo, monoparentales, parejas sin hijos y unipersonales: cada vez hay más gente que vive sola o come sola aunque comparte piso.
Por otra parte hasta hace unos años se consumían básicamente los productos de temporada, mientras ahora hemos introducido en nuestra dieta diaria cualquier tipo de alimento durante todo el año sean o no cercanos a nuestro ámbito geográfico. Por todo esto y de forma simultánea se ha dotado de nuevas propiedades a los envases, que se han vuelto cada vez más sofisticados: conservan y maduran el producto, prolongan la vida de los productos frescos, pueden meterse directamente en el microondas, conservan sus propiedades originales una vez abiertos, tienen garantía de salubridad, mantienen el gusto de los alimentos, su textura, etc … Mucho han cambiado las cosas desde que apareció la primera lata de conserva a finales del siglo XVIII. Y ya veremos lo que nos va a ir deparando el futuro con la aparición en el mercado de los envases activos y los envases inteligentes. Pero eso lo dejaré para otro día.
Andy Warhol: Lata de Sopa Campbell´s

1 Comments:

Blogger macla said...

Creo que la vida sencilla, relajada, serena e ilusionada es todavía posible. Sobre todo si somos capaces de encontrar tiempo para aquello que realmente merecela pena: VIVIR

8:59 p. m.  

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