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miércoles, noviembre 01, 2006

Todos nuestros santos

El establecimiento de una fecha en recuerdo de los muertos ha sido una constante en todas las culturas tanto del mundo oriental como occidental. Los celtas dividían el año en dos partes, verano e invierno y la celebración del “Samhaim”, festividad de los muertos, marcaba la línea divisoria entre ambas estaciones y el inicio del nuevo año.Los antiguos griegos creían que Hades, dios de los muertos, permitía que, en estas fechas, subieran a la tierra los espectros de quienes habían sido buenas personas durante su vida para que pudieran hablar con sus familiares. Los romanos dedicaban una fecha para recordarlos, celebraban el 21 de febrero la fiesta de "Feralia", en la que ayudaban con sus oraciones a la paz y el descanso de sus difuntos. A raíz de las persecuciones en la época del emperador Diocleciano, la iglesia de Siria consagró, desde el siglo IV, un día a festejar a todos los mártires. Tres siglos mas tarde el Papa Bonifacio IV (615) transformó un panteón romano -construido en el año 27 antes de Jesucristo por Agripa en honor de todos los dioses-, en un templo cristiano y consagró el edificio a "Santa María de los Mártires", instituyendo la fiesta en honor de "Todos los Santos" que inicialmente se celebraba en mayo, hasta que el Papa Gregorio III (741) cambio la fecha al 1 de noviembre.
El 1 de Noviembre, festividad de Todos los Santos, 40 días después del equinoccio de otoño, se ha asociado tradicionalmente al fin del buen tiempo y representa la preparación para el invierno, momento en el que la naturaleza entra en letargo, en una especie de muerte aparente, época de frío y oscuridad; los dichos populares son reflejo de este hecho, valga de ejemplo el siguiente: "el día de Todos los Santos, guarda el abanico y saca los guantes" . En algunas zonas de España, especialmente en la cuenca mediterránea ha marcado el final del año agrícola, cerrando la época de las cosechas.
Según escribe Dolors Llopart en su libro El origen de la fiesta de todos los Santos, "las fiestas de Todos los Santos y Difuntos son, en sus raíces, fiestas otoñales que nos anuncian la inminente proximidad del invierno. La tierra, símbolo femenino, aparece yerma en esta época del año, cubierta de rastrojos, después de la tala o la siega hechas en julio o en agosto, pero después de recibir la semilla, símbolo masculino, esta tierra se torna en esperanza de continuidad de la vida para todos los humanos. Estas fiestas representan, en cierta manera, un momento de acuerdo o de reencuentro entre el mundo de los muertos, simbolizados en el mundo real por la tierra yerma, y el mundo de los vivos, simbolizados por las semillas que se sembrarán y que harán posible la vida en el futuro".
Más allá de las fiestas instituidas, cada uno de nosotros sabe como y cuando recuerda a aquellos que se fueron. La tesis de José Saramago "Nuestra única defensa contra la muerte es el amor" es quizás una de las más sabias y elocuentes, a mi juicio.