Origen del lenguaje:curiosidades
Ni la gran diversidad de lenguas –unas 3.000 incluidos dialectos-, ni la colaboración interdisciplinar han facilitado datos suficientes sobre el origen del lenguaje, por lo que se han formulado a lo largo de la historia múltiples teorías sobre el origen y evolución de los lenguajes naturales. El hebreo llegó a considerarse la lengua originaria, postura defendida por autores judíos y cristianos basándose en textos bíblicos. Pero mucho antes ya recoge Herodoto en “Los nueve libros de la Historia” -Libro II-, un curioso texto que relata el “experimento” realizado para descubrir la lengua más antigua y determinar así qué nación era también la más antigua del mundo.
“Los egipcios vivieron en la presunción de haber sido los primeros habitantes del mundo, hasta el reinado de Psamético. Desde entonces, cediendo este honor a lo frigios, se quedaron ellos en su concepto con el de los segundos. Porque queriendo aquel rey averiguar cuál de las naciones había sido realmente la más antigua y no hallando medio ni camino para la investigación de tal secreto, echó mano finalmente de la original invención. Tomó dos niños recién nacidos de padres humildes y vulgares y los entregó a un pastor para que allá entre sus apriscos los fuese criando de un modo desusado, mandándole les pusiese en una solitaria cabaña, sin que nadie delante de ellos pronunciara palabra alguna y que a las horas convenientes les llevase unas cabras con cuya leche se alimentaran y nutrieran, dejándoles a lo demás a su cuidado y discreción. Estas órdenes y precauciones las encaminaba Psamético al objeto de poder notar y observar la primera palabra en que los dos niños al cabo prorrumpiesen, al cesar en su llanto e inarticulados gemidos. En efecto, correspondió el éxito a lo que se esperaba. Transcurridos ya dos años en expectación de que se declarase la experiencia, un día, al abrir la puerta, apenas el pastor había entrado en la choza, se dejaron caer sobre él los dos niños, y alargándole sus manos, pronunciaron la palabra bekos. Poco o ningún caso hizo por la primera vez el pastor de aquel vocablo; mas observando que repetidas veces, al irlos a ver y cuidar, otra voz que bekos no se les oía, resolvió dar aviso de lo que pasaba a su amo y señor, por cuya orden, juntamente con los niños, pareció a su presencia. El mismo Psamético, que aquella palabra les oyó, quiso indagar a qué idioma perteneciera y cual fuese su significado, y halló por fin que con este vocablo se designaba el pan entre los frigios. En fuerza de tal experiencia cedieron los egipcios de su pretensión de anteponerse a los frigios en punto de antigüedad”.
Valga como curiosidad y ejemplo del mito del “lenguaje natural”. Otras aportaciones diferentes, y en algún caso chocantes, hicieron Rosseau, Diderot, Darwin, Bloomfield, Chomsky… hasta llegar a las dos hipótesis que más fuerza tienen en la actualidad: evolucionista y emergentista. Y así seguimos.
“Los egipcios vivieron en la presunción de haber sido los primeros habitantes del mundo, hasta el reinado de Psamético. Desde entonces, cediendo este honor a lo frigios, se quedaron ellos en su concepto con el de los segundos. Porque queriendo aquel rey averiguar cuál de las naciones había sido realmente la más antigua y no hallando medio ni camino para la investigación de tal secreto, echó mano finalmente de la original invención. Tomó dos niños recién nacidos de padres humildes y vulgares y los entregó a un pastor para que allá entre sus apriscos los fuese criando de un modo desusado, mandándole les pusiese en una solitaria cabaña, sin que nadie delante de ellos pronunciara palabra alguna y que a las horas convenientes les llevase unas cabras con cuya leche se alimentaran y nutrieran, dejándoles a lo demás a su cuidado y discreción. Estas órdenes y precauciones las encaminaba Psamético al objeto de poder notar y observar la primera palabra en que los dos niños al cabo prorrumpiesen, al cesar en su llanto e inarticulados gemidos. En efecto, correspondió el éxito a lo que se esperaba. Transcurridos ya dos años en expectación de que se declarase la experiencia, un día, al abrir la puerta, apenas el pastor había entrado en la choza, se dejaron caer sobre él los dos niños, y alargándole sus manos, pronunciaron la palabra bekos. Poco o ningún caso hizo por la primera vez el pastor de aquel vocablo; mas observando que repetidas veces, al irlos a ver y cuidar, otra voz que bekos no se les oía, resolvió dar aviso de lo que pasaba a su amo y señor, por cuya orden, juntamente con los niños, pareció a su presencia. El mismo Psamético, que aquella palabra les oyó, quiso indagar a qué idioma perteneciera y cual fuese su significado, y halló por fin que con este vocablo se designaba el pan entre los frigios. En fuerza de tal experiencia cedieron los egipcios de su pretensión de anteponerse a los frigios en punto de antigüedad”.
Valga como curiosidad y ejemplo del mito del “lenguaje natural”. Otras aportaciones diferentes, y en algún caso chocantes, hicieron Rosseau, Diderot, Darwin, Bloomfield, Chomsky… hasta llegar a las dos hipótesis que más fuerza tienen en la actualidad: evolucionista y emergentista. Y así seguimos.
Santos Ángeles: Tertulia
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