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viernes, octubre 27, 2006

Pescado y salud

El pescado, ha estado presente en la dieta de los seres humanos desde tiempo inmemorial atribuyéndosele, en muchas ocasiones, propiedades míticas y curativas. Para los celtas el pescado, y el salmón en concreto, estaba asociado al conocimiento. El mercado de pescado era uno de los más frecuentados y pintorescos del Ágora, siendo las sardinas y las anchoas parte fundamental de la dieta de los atenienses, eso si sin despreciar el marisco y los moluscos. El barbo, la murena, el rodaballo y el lobo marino eran muy apreciados en la Roma clásica. Una de las principales materias de exportación en la Hispania romana fue el gárum, una salsa de pescado podrido - obtenida por maceración y fermentación en salmuera de los despojos de atún, bonito, esturión, salmón, palometa, melva, tonino, boquerón (anchoa), jureles, sardinas, anguilas y sobre todo caballa - que servía como aliño de otros platos o para mezclar con vino y que, según Plinio, abría el apetito, facilitaba la digestión, reemplazaba a la sal en la alta cocina y se utilizaba como alivio contra las quemaduras, otitis e intoxicaciones.
Actualmente existe un gran número de publicaciones científicas que defienden la importancia de una dieta rica en consumo de pescado, para disfrutar de una buena salud cardiovascular, debido a su contenido en grasas omega tres. Se afirma también, que tomar pescado azul una o más veces a la semana puede reducir casi un 44% el riesgo de sufrir el cáncer de riñón más frecuente. Pero al mismo tiempo otro gran número de trabajos de investigación advierten de las precauciones que se deben tomar si aumentamos en nuestra dieta este tipo de alimentos, ya que alguna de sus variedades puede tener niveles excesivamente altos de mercurio y otros contaminantes químicos.
En estos últimos días, un informe del Departamento de Epidemiología y Nutrición de la Universidad de Harvard (EEUU) , publicado en The Journal of the American Medical Association (JAMA ),afirma que el consumo de pescado rico en omega 3, reduce el riesgo de muerte coronaria en un 36% y la mortalidad total en un 17% por lo que los beneficios derivados de su consumo superan ampliamente los riegos de contaminantes que se encuentran en algunos tipos de pescado y aconsejan que se incluya en la dieta tres o cuatro veces por semana. Pero el Instituto de Medicina de Estados Unidos concluye en otro informe, que no hay pruebas suficientes de que el consumo de ciertos tipos de pescado, especialmente de variedades grasas, reduzca el riesgo de enfermedad cardiovascular. Marion Nestle, catedrática de nutrición, sanidad pública y seguridad alimentaria de la Universidad de Nueva York opina que: "La conclusión del informe de que el riesgo de muerte se puede reducir en un 36% es sencillamente increíble".
Esto es sólo un ejemplo. Los dos estudios discrepan en temas importantes y la pregunta es ¿y ahora qué?.
Goncharova, Natalia: Pesca (pescadores)