Cabras, dioses y hombres
La cabra ha sido protagonista de mitos y leyendas en todas las culturas. En la mitología griega, por ejemplo, se dice que Amaltea -ninfa de los fresnos-, amamantó a Zeus con la leche de una cabra y con la miel de las abejas del Ida. Zeus jugando con la cabra, sujetó con fuerza uno de sus cuernos y tirando de él lo arrancó, entregándoselo a Amaltea al tiempo que le prometía que podía proporcionarle cuanto quisiera. Así surgió la leyenda de la cornucopia o cuerno de la abundancia -que suele representarse lleno de frutas y flores-, símbolo de prosperidad y del que manaba, entre otras riquezas, el néctar y la ambrosía.
En la antigüedad era considerada el mamífero que más crisis epilépticas sufría hasta el punto de que, para diagnosticar esta enfermedad, el médico griego Alejandro de Tralleis aconsejaba lo siguiente: “lava al enfermo la cabeza y fumiga su nariz con cuerno de cabra, el enfermo sufrirá una crisis.”
Pero también las cabras han sido uno de los primeros animales domesticados por el hombre, han viajado con los seres humanos desde el principio y están unidas al surgimiento de las primeras sociedades agrícolas. Eran especies adaptativas y fuertes, que se reproducían con rapidez y que proporcionaban leche, pieles para el vestido, fibra para tejer, abono, compañía y una fuente estable de carne, lo que hacía que las comunidades no necesitaran estar tanto tiempo cazando.
No conocíamos con exactitud cuando habían empezado estos movimientos extensivos pero, recientemente, investigadores de la Universidad Joseph Fourier de Grenoble han publicado un artículo en el que, a partir del análisis del ADN de muestras de huesos de cabra con 7.000 años de antigüedad, concluyen que las cabras acompañaban a los primeros granjeros neolíticos europeos en sus desplazamientos entre asentamientos, es decir, desde que el periodo Neolítico comenzara hace 10.500 años. Aseguran también que las cabras proceden del oeste de Europa, de dos linajes diferentes de Oriente Próximo. Según los investigadores, estos descubrimientos indican que “las cabras podrían haber jugado un importante papel en el comienzo y difusión del mundo agrícola.”
No conocíamos con exactitud cuando habían empezado estos movimientos extensivos pero, recientemente, investigadores de la Universidad Joseph Fourier de Grenoble han publicado un artículo en el que, a partir del análisis del ADN de muestras de huesos de cabra con 7.000 años de antigüedad, concluyen que las cabras acompañaban a los primeros granjeros neolíticos europeos en sus desplazamientos entre asentamientos, es decir, desde que el periodo Neolítico comenzara hace 10.500 años. Aseguran también que las cabras proceden del oeste de Europa, de dos linajes diferentes de Oriente Próximo. Según los investigadores, estos descubrimientos indican que “las cabras podrían haber jugado un importante papel en el comienzo y difusión del mundo agrícola.”
Cabra pirenaica hispánica.
Julien, P.:Amaltea y la cabra de Júpiter
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