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martes, noviembre 07, 2006

El gran silencio

“Sólo en el silencio más absoluto se empieza a oír. Sólo cuando se prescinde del lenguaje se empieza a ver”.
En Berlín la cinta alemana "El gran silencio" -“Die grosse Stille”- ha recibido el Premio del Cine Europeo al mejor documental. El jurado destacó las "impresionantes imágenes y sonidos" del "grandioso film sobre la humanidad y nuestras raíces europeas comunes" añadiendo: “la meditativa película de Philip Gröning se acerca al misterioso mundo de la fe y nuestra necesidad de tranquilidad en contraposición al mundo moderno". La película, ambientada en la Gran Cartuja de Grenoble, en Francia, es un prolongado silencio de 162 minutos de pura quietud y relata con imágenes –no con conversaciones– la vida cotidiana de los monjes: la oración litúrgica, la meditación, el trabajo, los cantos gregorianos, los paseos por la naturaleza y la vida en comunidad... En 1984 el director habló con la orden monástica sobre la posibilidad de grabar el film ese mismo año pero le respondieron: “dentro de diez o quince años, quizá”. En 1999 recibió una llamada y empezaron los preparativos previos a la grabación que duraron dos años; el rodaje, seis meses. Él solo ha grabado, producido y montado la película; no ha usado luz artificial, ni música- excepto los cantos de los monjes-, ni elemento decorativo alguno que no estuviera ya en el monasterio. Sólo quería grabar la realidad. La película, contra todo pronóstico, ha batido record de taquilla en Alemania e Italia.
Parece que, en este tiempo, ciertas cuestiones están siendo objeto de especial atención. En Estados Unidos la cadena Discovery Channel lanza un serie televisiva sobre la experiencia de cinco hombres en el monasterio benedictino de Cristo en el Desierto, en las montañas de Santa Fe, en el estado de en Nuevo México. Simultáneamente cinco mujeres vivían la experiencia en la Abadía de Nuestra Señora de Mississipi, en una granja cerca de Dubuque, en el estado de Iowa. Durante seis semanas, cinco hombres y mujeres, fueron convocados por el canal de televisión para vivir la experiencia del monasterio. Los productores lo denominaron "documental de observación"; la cuestión no consistía en competir para conseguir un premio, sino que, según los responsables del programa, “estamos interesados en explorar cómo gente como nosotros puede vivir una vida feliz y llena de propuestas positivas y lo que una tradición monástica de 1.500 años puede enseñar a la gente de hoy”.
Quizás no sea para todos entendible y/o justificable pero seguro que hay quienes (salvando las distancias) se lo plantean como algunos hombres y mujeres del claustro: “No he venido a refugiarme dentro de un torreón, como quien huye a un exilio de aristocracia interior, pues vine huyendo del ruido, pero de los hombres no” .
Fotograma de la película.