Modigliani

Nacido en Livorno, en la Toscana italiana, Modigliani fue uno de los más notables exponentes de la vanguardia artística europea de las primeras décadas del siglo XX y artífice de una obra personal y de una autonomía estilística única, supeditando la fisonomía de las modelos a su particular ideal de belleza. Su última fase creativa se caracteriza por la sencillez de líneas, el uso de colores vivos y los ojos almendrados , las bocas pequeñas de labios perfilados y las narices torcidas de sus retratos; por figuras estilizadas casi hasta el infinito, torsos y cuellos alargados como en una languidez casi patética, no exenta de fino erotismo.
Amante de la filosofía y la literatura, conoció a Spinoza, admiraba a Dante -recitaba de memoria largos pasajes de La Divina Comedia-, Shelley, Baudelaire, Rimbaud y Villon -entre otros- aunque el libro Los Cantos de Maldoror de Lautrémont fue su obra preferida que, al parecer, llevaba siempre en uno de sus bolsillos. Estudió pintura en Florencia y Venecia trasladándose a París en 1906. Pintor y escultor, apodado el “artista maldito”, tuvo una vida polémica y trágica. Su muerte a la edad de 35 años, debido a una meningitis tuberculosa, le convirtió en un personaje mítico, en el último bohemio, en una especie de outsider autodestructivo. Dos días más tarde su compañera, Jeanne Hébuterne, embarazada de nueve meses, se suicidó arrojándose desde el quinto piso de un hotel.
Ayer se inauguró en la Royal Academy of Arts de Londres la exposición, “Modigliani y sus modelos”, que reúne una cincuentena de sus trabajos , incluidos numerosos retratos, algunos de sus desnudos femeninos -que tanto soliviantaron a algunos moralistas de la época- y varias esculturas.Todos son váliosos exponentes de su obra genial.
Modigliani, A: Retrato de Jeanne Hébuterne