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martes, mayo 08, 2007

Piernas inquietas

De un 5 a un 10% la población de entre 18 y 65 años y de un 15% a un 20% de la de más edad -unos tres millones de personas en España-, padece acromelalgia, considerada por el SIERE una enfermedad rara neurológica (término controvertido) que se conoce como Síndrome de las Piernas Inquietas (SPI ó restless legs síndrome, RSL). El doctor García-Borreguero, de la Unidad General del Sueño de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid afirma que “no se trata de un cuadro clínico nuevo, ya que la primera descripción data del año 1632” aunque según el Dr. Eduardo Estivill, de la Unidad de Trastornos del Sueño del Instituto Dexeus ha sido recientemente cuando se ha puesto nombre a “estas personas que sentían una sensación de inquietud en las piernas”.
Este trastorno, más frecuente entre mujeres, ocasiona sensaciones desagradables en las piernas: pesadez, dolor, escalofríos, hormigueo, comezón… síntomas que los afectados suelen describir como si tuvieran “algo caminando por las piernas”. Los problemas se agudizan y son más frecuentes cuando intentan conciliar el sueño o en general, cuando se está inactivo motivando que las personas que lo padecen sientan un impulso irresistible de moverse o cambiar de posición para obtener cierto alivio: se pasean constantemente o realizan otro tipo de movimientos. Esta situación les puede provocar trastornos de sueño, agotamiento y fatiga, estado de somnolencia durante el día, tristeza, estado de ánimo irritable o depresivo, alteraciones de la memoria, dolores de cabeza matutinos… y como consecuencia, afecta de forma negativa a la concentración, a las relaciones sociales y laborales, al disfrute del tiempo libre, etc. y en definitiva a su calidad de vida.
No obstante algo se ha logrado en el tratamiento de esta enfermedad, según la doctora Francesca Cañellas, psiquiatra del Hospital Son Dureta “gracias a los últimos avances en el Síndrome de las Piernas Inquietas los pacientes ya disponen de un tratamiento indicado específicamente para la enfermedad. Con este tratamiento, que se recomienda administrar por la tarde-noche, se consigue prolongar una mayor eficacia del tratamiento durante más tiempo y con menos efectos secundarios”. Pero también hay otras estrategias no farmacológicas que contribuyen a mejorar la calidad de vida de estas personas la misma doctora Cañellas explica que “No obstante, elegir un estilo de vida saludable, eliminar las sustancias que producen los síntomas (café, té y refrescos excitantes), tomar suplementos vitamínicos (vitamina B) y minerales (hierro, magnesio, potasio, y calcio) y realizar actividades autodirigidas (caminar, estirarse, tomar baños fríos o calientes) ayudan a mejorar significativamente la enfermedad” .
Dar a conocer esta enfermedad, educar para comprender determinados comportamientos….es fundamental para pacientes, familiares, amigos y compañeros. Eso lo sabemos bien quienes tenemos a alguien querido que la sufre.
Degas, Edgar: Bailarinas de ballet antes de salir a escena.