Juego espontáneo
Recientemente la Academia Americana de Pediatría publicó un estudio en la revista “Pediatrics” en el que afirma que el exceso de actividades extraescolares, unido a otros asuntos como abuso de los videojuegos, está amenazando una de las actividades más educativas pero cada vez menos valoradas en la infancia: el juego espontáneo que tan "importante es para el desarrollo saludable del cerebro". Este juego no estructurado “facilita el que los niños creen sus normas, aprendan a trabajar en grupo, a compartir, a negociar, a resolver conflictos, a defender sus puntos de vista ,… en definitiva contribuye a desarrollar la imaginación y la creatividad, y sirve para expresar su destreza manual y sus aptitudes físicas, cognitivas y emocionales”.
Alvin Rosenberg, psicólogo y autor del libro “Niños agotados”, advierte que el exceso de actividades puede provocar paradójicamente un déficit de creatividad en los niños: “Ya no saben divertirse solos y se aburren al cabo de un cuarto de hora si no se organiza nada para ellos”. Jaume Iglesias, presidente de la Sociedad Catalana de Pediatría opina que muchos niños están estresados, en parte debido a que realizan demasiadas actividades y por ello es contundente a la hora de afirmar que "por el bien de los niños, habría que reducir el tiempo que dedican a actividades extraescolares y aumentar el tiempo que se les deja para jugar", que lo ideal es que dispongan de tiempo “para no hacer nada”. Pediatras, psicólogos y pedagogos afirman que ese tiempo sin nada que hacer no es un tiempo perdido, al contrario: es un tiempo de gran valor educativo en el que los niños aprenden a organizarse y a decidir por sí mismos qué quieren hacer. "Si un niño se aburre porque no tiene nada que hacer, al cabo de un rato siempre acaba encontrando algo que le interesa", observa Virginia Trémols, psicóloga infantil de USP Instituto Dexeus. Los pediatras recuerdan la importancia del juego y del tiempo libre en la infancia y reivindican junto a otros profesionales la búsqueda de un equilibrio entre las actividades extraescolares y el tiempo libre, previniendo contra la sobreprogramación que sufren algunos niños y recomendando a las familias moderación a la hora de inscribirles en estas actividades, especialmente en edades tempranas
Goya y Lucientes, Francisco de: Juegos de niños, El balancín y El paso.
Alvin Rosenberg, psicólogo y autor del libro “Niños agotados”, advierte que el exceso de actividades puede provocar paradójicamente un déficit de creatividad en los niños: “Ya no saben divertirse solos y se aburren al cabo de un cuarto de hora si no se organiza nada para ellos”. Jaume Iglesias, presidente de la Sociedad Catalana de Pediatría opina que muchos niños están estresados, en parte debido a que realizan demasiadas actividades y por ello es contundente a la hora de afirmar que "por el bien de los niños, habría que reducir el tiempo que dedican a actividades extraescolares y aumentar el tiempo que se les deja para jugar", que lo ideal es que dispongan de tiempo “para no hacer nada”. Pediatras, psicólogos y pedagogos afirman que ese tiempo sin nada que hacer no es un tiempo perdido, al contrario: es un tiempo de gran valor educativo en el que los niños aprenden a organizarse y a decidir por sí mismos qué quieren hacer. "Si un niño se aburre porque no tiene nada que hacer, al cabo de un rato siempre acaba encontrando algo que le interesa", observa Virginia Trémols, psicóloga infantil de USP Instituto Dexeus. Los pediatras recuerdan la importancia del juego y del tiempo libre en la infancia y reivindican junto a otros profesionales la búsqueda de un equilibrio entre las actividades extraescolares y el tiempo libre, previniendo contra la sobreprogramación que sufren algunos niños y recomendando a las familias moderación a la hora de inscribirles en estas actividades, especialmente en edades tempranas
Goya y Lucientes, Francisco de: Juegos de niños, El balancín y El paso.
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