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domingo, mayo 06, 2007

Faetón y el Informe de Bangkok

Faetón era hijo de Helios, dios del sol, y de la oceánida Climene. Helios estaba encargado de dar luz y calor a la Tierra y para ello surcaba los cielos utilizando una cuadriga divina: un carro de oro tirado por cuatro caballos alados que sólo obedecían a su auriga, con el que cada día salía del océano por levante, atravesaba la bóveda celeste y volvía al mar por poniente. Los rayos ardientes del carro pasaban a una justa distancia de la superficie de la tierra y su luz y su calor maduraban las mieses y hacían felices a los hombres. Pero por un día, cumpliendo una promesa, autorizó a su hijo Faetón a guiar el carro del sol. Inexperto, no siguió los consejos de su padre y perdió el control los caballos. Primero se movieron muy por encima del recorrido habitual y la Tierra tiritó, murieron plantas y animales y los hombres se desplazaron en busca de los rayos del sol. Más tarde descendió con su carro hasta casi tocar la Tierra provocando el incendio de amplias regiones y convirtiendo cultivos árboles, aldeas, ciudades y gentes en ceniza. “Se prende en llamas, según lo que está más alto la tierra y hendida produce grietas, y de sus jugos privada se deseca…..grandes perecen, con sus murallas, ciudades, y con sus pueblos los incendios a enteras naciones en ceniza tornan….Entonces se hizo Libia, arrebatados sus humores con ese bullir, árida. El Nilo al extremo huye, aterrorizado, del orbe y se tapó la cabeza que todavía está escondida”. Al fin la Tierra alzó un clamor a Zeus en demanda de auxilio: “…..Mira a ambos lados humea uno y otro polo, los cuales si viciara el fuego, los atrios vuestros se desplomarán. Atlante, ahí mismo padece, y apenas en sus hombros candente sostiene el eje…. Arrebata a las llamas cuanto todavía quede y vela por la suma de las cosas” .Ovidio, Metamorfosis ,Libro II.
Zeus, puso fin a la loca carrera disparando su rayo contra el carro y Faetón cayó sobre la tierra envuelto en llamas. El mítico río Erídano le acogió en sus aguas y sus hermanas, las Heliadas, que acudieron a llorar a su tumba fueron convertidas en álamos y sus lágrimas en ámbar.
Este mito griego recoge la importancia del sol en el funcionamiento del clima y de las consecuencias de la actividad humana sobre el mismo. El Grupo Intergubernamental sobre el cambio climático concluyó este fin de semana en Bangkok un informe sobre las estrategias y tecnologías destinadas a combatir el calentamiento global. Este documento recoge que los costos de las medidas destinadas a frenar el cambio climático no son excesivos: “si se consigue limitar el aumento de la temperatura de la Tierra a entre 2,0 y 2,4 grados centígrados, el costo anual será inferior al 0,12 por ciento del producto interior bruto mundial. No hacer nada será 20 veces más caro: inundaciones, sequías, epidemias y gigantescos flujos de refugiados” y que “las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero deben estabilizarse a más tardar en el año 2015 para evitar las peores consecuencias del cambio climático”.
¿Quién conduce ahora el carro del sol?. Vamos a ser incapaces de reaccionar como Faetón, o esta sociedad tomará las riendas de forma responsable?.
Eyck, Jan: la caída de Faetón