Pequeños emperadores

El pasado año la Fiscalía General del Estado tramitó cerca de 6.000 denuncias de padres y madres que acudieron al juzgado desbordados por las cotas de violencia que sus hijos ejercían en casa. Esta cifra, que refleja sólo un 10% del total de los casos, pone de manifiesto que este tipo de violencia contra los padres está siendo un problema cada vez más visible. Según el Dr. Vicente Garrido, psicólogo y criminalista, Profesor de la Universidad de Valencia, las agresiones suelen empezar a los 7 u 8 años y tienen una progresión ascendente: de unos leves insultos pasan a la desobediencia general, la desconsideración y las mentiras. Con la adolescencia llegan los empujones, las amenazas, la destrucción de partes de la casa (una puerta, unos vidrios) y las bofetadas o las patadas. "Y en casos muy extremos, el asesinato”. Aprenden a controlar a los padres con sus exigencias y llegan a convertirse en una pesadilla. Indica que son pequeños tiranos, con una fuerte insensibilidad emocional: “No se vinculan afectivamente con los demás, tienen poca capacidad para sentir amor y no les preocupan los sentimientos ajenos, pero no son psicópatas Están convencidos de que sus padres no tienen legitimidad, ni poder, para castigarles, y no los temen”.
No aceptan la autoridad ni los límites a su autonomía, no cumplen normas, exigen dinero….amenazan, pegan, ejercen una violencia verbal, física y psicológica sobre sus padres …disfrutan sometiendo a los adultos, comportándose como auténticos déspotas…. y la madre suele ser su víctima principal. Padecen el Síndrome del Emperador.
Para prevenir estos comportamientos el Dr. Garrido recomienda desarrollar la conciencia y la culpa; aconseja estar atento a los síntomas precoces, establecer límites muy claros y no dejar nunca de ejercer la autoridad. Conviene enseñar desde la primera infancia que los actos positivos, el altruismo, la generosidad, compensan: darles la oportunidad de sentirse bien por hacer algo positivo.

Cartel de la película "El último emperador"