Matrimonio y leyenda
Dos dioses del Olimpo, Poseidón y Atenea, se disputaron la hegemonía sobre el Ática recabando culto exclusivo y plena adoración para lo que ambos intentaron atraer los favores de los mortales. Una de las versiones cuenta que el primero en llegar fue Poseidón y clavando su tridente en el suelo hizo brotar un manantial de límpidas aguas; Atenea, más tarde, plantó un olivo y lo regó. Pero no era fácil comprobar quien llegó antes, ni saber cual de ambos dones iba a ser más útil a la ciudad; para resolver este conflicto Cécrope -considerado como el primer rey legendario del suelo ático-, consultó el oráculo de Delfos recibiendo esta respuesta: "El olivo es símbolo de Atenea y el agua personifica a Poseidón".
Ante esta situación se sometió la decisión a los propios ciudadanos. Los hombres votaron a favor de Poseidón mientras que las mujeres lo hicieron por Atenea que consiguió la hegemonía del Ática debido -a decir de las crónicas-, a que el número de mujeres era superior al de hombres. Irritado Poseidón amenazó con anegar las tierras por lo que para aplacar su ira acordaron realizar modificaciones legislativas, entre otras, prohibir el voto a las mujeres y que los niños llevaran sólo el nombre de su progenitor –filiación patrilineal-.
Es posible que por esto la leyenda le atribuya a Cécrope la creación de la institución del matrimonio; a partir de él y para poder fijar los linajes, las mujeres sólo podrían unirse a un solo hombre, de esta manera los padres reconocerían a sus hijos sin dificultad. Basado en la identidad del padre, todos sabemos que esta relación monogámica no era vinculante para el hombre.
El rey Cécrope y su hijo Erecteo ofrecido a la diosa Atenea.
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